ENTRE VOS Y YO:
ANGELES Y DEMONIOS (III y Última Parte)
Llegaron al hotel donde ella paraba. Muertos de frío entraron al lobby para despedirse, quedando de frente nuevamente. A esta altura los ojos de cada uno tenían grabados el rostro del otro, y en esos ojos también había miradas de resignación. Se tomaron de las manos, abrigando así cierta complicidad de sus propias fantasías, como este permiso extraordinario que se habían dado al encontrarse, sabiendo íntimamente que estarían para el otro cuando fuera necesario.
Sus manos se soltaron y alcanzando las espaldas, hundidos entre abrigo y cabellos, el abrazo fue largo. Llegado el momento del adiós, sus rostros se fueron acercando, en camino recto como ocurrió en toda la tarde, podían respirarse sus alientos, y cuando los milímetros se acabaron, ambos habían virado la mínima parte dejando sus besos caer pegado a los labios, el roce cercano quedó en la piel de esos rostros para el recuerdo.
Se separaron tímidamente, como pidiéndose perdón, mientras él caminaba hacia la puerta, y ella lo miraba alejarse, los dos caían en que no volverían a verse, otro permiso de aquellos y ni el frío ni el viento, ni sus ángeles y demonios podrían evitar que esos cuerpos derritieran sus corazones.
ANGELES Y DEMONIOS (III y Última Parte)
Llegaron al hotel donde ella paraba. Muertos de frío entraron al lobby para despedirse, quedando de frente nuevamente. A esta altura los ojos de cada uno tenían grabados el rostro del otro, y en esos ojos también había miradas de resignación. Se tomaron de las manos, abrigando así cierta complicidad de sus propias fantasías, como este permiso extraordinario que se habían dado al encontrarse, sabiendo íntimamente que estarían para el otro cuando fuera necesario.
Sus manos se soltaron y alcanzando las espaldas, hundidos entre abrigo y cabellos, el abrazo fue largo. Llegado el momento del adiós, sus rostros se fueron acercando, en camino recto como ocurrió en toda la tarde, podían respirarse sus alientos, y cuando los milímetros se acabaron, ambos habían virado la mínima parte dejando sus besos caer pegado a los labios, el roce cercano quedó en la piel de esos rostros para el recuerdo.Se separaron tímidamente, como pidiéndose perdón, mientras él caminaba hacia la puerta, y ella lo miraba alejarse, los dos caían en que no volverían a verse, otro permiso de aquellos y ni el frío ni el viento, ni sus ángeles y demonios podrían evitar que esos cuerpos derritieran sus corazones.
yogurt con BioPuritas at
1:35 a. m.
07/2004 - 07/2005
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